Libertad
Yo quiero la libertad para Cuba, libertad plena y no parcial. Desde hace tiempo, una idea volvía recurrentemente a mi mente: si el gobierno de Cuba adopta medidas para liberalizar cierta parte de la economía, podemos decirle adiós a la libertad de Cuba porque ni en 60 años más se obtendría.
Durante años y años se ha rumoreado que Cuba debería transicionar hacia un modelo como el chino o el vietnamita. Ese es precisamente mi miedo, porque si bien entiendo que eso traería alivio económico sustancial al cubano, seguiría dejando fuera a la minoría que quiere libertad política también. Si hoy por hoy donde la inmensa mayoría vive muy mal y se calman los ánimos cuando reparten un huevo más en la bodega, ¿qué ánimos quedarían entonces cuando una gran parte comience a vivir mejor?
Decidí compartir mi temor en una directa de Eliécer Ávila y me gané cierto respecto entre varios de sus seguidores que comparten mi temor. Relaté mi vivencia del 2007 cuando en el laboratorio Hirota se debatió la posibilidad de que China pasase a ser la segunda economía del mundo (acababa de pasar a Alemania que estaba en tercer lugar) y entonces se promovió la pregunta sobre si las personas del tercer mundo quisiesen tener el modelo chino. No fue sorpresa que los japoneses dijesen que no, la sorpresa fue que los vietnamitas y el cubano (yo) dijimos que no. La persona que preguntó hizo notar que justo los que sabían lo que era vivir en un socialismo/comunismo, hayan sido los primeros en discentir.
Mi ignorancia sobre Vietnam en aquel entonces era mucho mayor de la que es ahora y ya también me sorprendió la respuesta de los vietnamitas. Lo que es común en ambos modelos es la falta de libertades políticas en pago por ciertas libertades económicas.
Yo no me conformo con ese modelo, yo quiero libertad plena: económica y política.