Incidente en Gatlinburg
Justo saliendo del parque “Ober Gatlinburg” de regreso al pueblo sucedió un incidente donde me vi involucrado. Estábamos ya dentro del teleférico y notamos que no salía y no sabíamos por qué. Poco a poco una conversación fue subiendo de tono entre una señora y el operador del teleférico. El operador exigía que para salir, la señora y la familia que ella estaba liderando se pusieran las mascarillas como especificaban por todos lados las reglas del complejo recreativo.
La señora se negaba y con ella otros miembros de su familia; alegando que esa era su libertad ya que vivíamos en un país libre y no en el comunismo. Luego le preguntó al operador de qué país era y este le respondió que de Puerto Rico y entonces la señora comenzó a hacer comentarios en tonto MUY burlón sobre la nacionalidad del operador. Esta persona le insistía que él también era americano y que no estaba haciendo más que cumplir con las normas. Otra persona (todo estaba a obscuras y solo se veían a trasluz o siluetas) les dijo que estaban siendo racistas y entonces la señora comenzó a protestar además porque la habían tildado de racista y que en este país ya no se podía expresarse libremente porque enseguida te catalogan de racista. Que nadie de los allí presentes sabía lo que era la falta de libertades del comunismo porque ella era cubana, etc. Todo en inglés vale aclarar.
Yo que desde el mismo inicio que nos hizo demorarnos por no querer ponerse la mascarilla y mencionó que era su libertad, ya estaba muy inquieto por dentro. No pude aguantar más cuando sugirió que nadie más sabía lo que era vivir en el comunismo. Le dije que yo también era cubano, que había pasado los primeros 27 años de mi vida sufriendo el comunismo y que sí sabía lo que eran las faltas de libertades pero lo que estaba alegando no se trataba de libertades sino de un problema de salud porque ella era libre de no seguir las reglas, bajarse del teleférico y regresar a Gatlinburg por carretera.
La señora me respondió con los mismo argumentos de su libertad a los que yo respondí que también eran las mías y ellas las estaba afectando. A todas estas el operador salió a buscar a su supervisor el cual no sabía bien lo que estaba pasando y vino siempre con la mano en el cintura aunque no se veía un arma pero debió tenerla por la forma en que actuó. La señora insistía que su mamá no podía ponerse mascarilla por temor a que le diese un ataque epiléptico y el que parecía ser su yerno tampoco se la quería poner sin dar razones. Cuando llegó el supervisor parece que esa familia ya había entendido que sin mascarillas puestas el teleférico no saldría, así que se la pusieron no sin dejar de protestar.
Volvieron a alterarse porque el teleférico seguía sin salir y decía que parecía mentira se le tratase tan mal a ellos que habían venido a pasar un día familiar y que necesitaban regresar a Gatlingurb. Yo les pedí que si eso querían entonces solo tenían que ponerse las mascarillas y saldríamos a lo que me gritaron prácticamente que ya las tenían puestas (no se veía bien) y parece que era cierto porque el operador cerró la puerta y salimos. Durante el viaje (10 minutos) la señora le pedía calma a su mamá añadiendo que si le daba un ataque por la falta de oxígeno, los culpables serían los del parque y el operador. También actualizaba al resto de su familia (hija, nietos y cuñado) que su mamá seguía respirando con la siempre cuña de “…por el momento…”.
Justo al lado de nosotros había otra familia cubana que luego hablaron conmigo sobre el caso. A los 10 minutos llegamos a la base del pueblo y yo fui de los primeros en bajarme para ayudar a los demás miembros de mi familia, así que pude ver mejor las caras de la señora y su familia que como yo esperaba ya ninguno tenían mascarilla puesta. No puedo asegurar que se las hayan quitado en el camino pero si tengo que apostar así lo haría.
Ladys me mandó a calmarme y callarme pero me sentí bien haciendo lo que hice. Luego he pensado en lo que pasó y siempre concluyo que la ignorancia humana es grande.