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Comenzó siendo para mí solo unas siglas. Luego algo que aborrecía y no por lo que representaba, si no por los comunicadores y su prepotencia impositiva en cuanta directa daban o se metían.

¡Cuánta equivocación de mi parte! Despreciaba el mensaje por los comunicadores y no pensaba en el mensaje en sí. Cuando logré sobreponerme a esta parcialidad comencé a darle oportunidad y me di cuenta de que la constitución cubana de 1940 no está tan obsoleta como pensaba y puede ser un muy buen instrumento para la transición legal de Cuba a la democracia.

Por supuesto, tendrían primero que darle apoyo por parte de las organizaciones de oposición interna y externas. Luego, restituirla y modificarla apenas se pueda para ponerla a tono con el contexto cubano actual. En particular me preocupa el artículo sobre la nacionalidad.

Muy poco se sabe del actual gobierno de transición, y esto es un punto muy negativo en su contra. No obstante, si de mí dependiese en este momento, le diese mi voto ahora mismo con tal de salirnos de la oprobiosa dictadura en la que vive el pueblo cubano hoy.

Defender una constitución es apoyar el imperio de la ley sobre la decisión de la mayoría.